...por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan..."
Erich Hartmann
En este breve repaso sobre la guerra de Ucrania, siento más que nunca la manipulación de la opinión. Las fakes news se han colado en nuestro día a día, y han llegado para quedarse. Personalmente , siento que no soy capaz de distinguir la verdad de la mentira. Las opiniones interesadas en este mundo globalizado, como en el punto de cruz, entretejen la indiferencia, la mentira y el apoyo.
Después de una pandemia que nos ha cambiado para siempre, la distancia, mas real que metafórica, es la compañera con la que aceptamos ver la vida, como en el Gran hermano, retransmitida en directo. No son unos pocos los que dominan la interpretación, la escena y los planos. Todos, sin querer, nos hemos convertido en directores del día a día. En menos de un minuto, juzgamos, creemos o condenamos.
Faltamos al respeto e insultamos en las redes con la impunidad del anonimato. Depende de la guerra, miramos para otro lado o condenamos con la solemnidad del tribunal supremo. Jugamos con la sensibilidad que ,en los últimos tiempos, tenemos a flor de piel para hacer un llamamiento y ganar seguidores, prestigio o reputación. Comparamos lo incomparable porque leemos aprisa, con escaso interés, o porque jugamos precisamente con ese desinterés y falta de información; o sencillamente, porque ya no sabemos que creer.
Solo diré que la guerra ,sea la que sea, me parece el mayor fracaso del ser humano. Porque el ser humano está condenado a entenderse si quiere seguir adelante.
¡Ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en ayudar al planeta que es el que nos da de comer…!
¡Ahora tengo pereza para la guerra!… ,dicen las encuestas en EEUU, y los electores mandan; los seguidores de mi web…
Ahora no me interesa que ¡subirá la inflación! Dicen otros…
¡Vamos a probar las nuevas bombas que fabrico y condeno!… sugieren los de mas allá.
Si les enviamos armamento, ¡quedamos como Dios!, y seguiremos vendiendo…
Solo unos pocos con la piel muy fina, esos que viven enamorados de la vida y de las bondades del ser humano, ven la tragedia mas grande; esa desconocida que pasa desapercibida entre video y video, entre “me gusta” . La indiferencia; porque todo parece un juego, todo sucede aquí ,al lado, pero es sencillo alejarlo a golpe de botón, a golpe de desinformación…
Espero que cada uno saque sus conclusiones. Yo, lo único que he sacado en claro es que somos marionetas, que el poder no está en nuestras manos y nunca lo estuvo, y que somos más frágiles que nunca.
Origen del conflicto: Disolución de la Republica Soviética en 1991 y la creación de republicas independientes. Algunas se acercan a esfera de la OTAN. Entre ellas ,Ucrania , con miles de ciudadanos proeuropeos. En la zona de Donbass ( Región de Lugansk y Donetsk) prorussa se mantiene una guerra civil desde el 2014 con más de 14.000 victimas.
Putin defiende la independencia de estas dos zonas.
En pleno conflicto interno Putin invade Crimea por su posición estratégica al ser la única salida de Rusia al Mar Negro.
Telesurtv.net:
“Esto quiere decir que las agencias del Estado están detrás de acciones no contempladas en los estatutos de Roma y Ginebra. De igual manera, la administración de Petro Poroshenko se ha mostrado reticente a encontrar cualquier tipo de alternativa que no incluya el uso de la fuerza. De hecho, luego de que había sido acordado un alto al fuego definitivo en 2.015, en los llamados acuerdos de Minsk, el ejército ucraniano retomó las hostilidades, violando los términos de lo pactado.
En febrero de 2018 bajo el pretexto de “salvaguardar los intereses del Estado ucraniano”, el presidente Poroshenko firmó un decreto con fuerza de ley con el que pretende a como dé lugar, reunificar las repúblicas soberanas de Donetsk y Luhansk, desconociendo los términos de lo acordado en Minsk. Esta suerte de estado de excepción tiene por objeto profundizar los enfrentamientos militares que han recibido un apoyo incontestable por parte de los Estados Unidos. La actitud del presidente Poroshenko demuestra la poca voluntad de diálogo del gobierno ucraniano que se suma a las sanciones a los bancos rusos…”
https://venezuela-news.com/
“Estados Unidos creó un escenario artificial de guerra entre Rusia y Ucrania para ocultar los verdaderos intereses de Joe Biden en Europa.
Asimismo, existe una campaña mediática descomunal que junto a presiones de la OTAN contra Rusia, apuntan a intereses del presidente estadounidense en Europa del este.
En su momento, senadores republicanos denunciaron el incremento artificial de las tensiones entre Washington y Moscú por un escandaloso caso de corrupción escenificado en Ucrania. En dicho escándalo, estaría involucrado el hijo del presidente de EEUU, Hunter Biden.
Los detalles que resaltan los republicanos
Sostienen que luego de la salida del poder del expresidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, durante la gestión de Obama, el hijo del entonces vicepresidente Biden, se instaló en el consejo directivo de Burisma Holdings. Se trata de la mayor empresa ucraniana del sector gasífero.
Un informe elaborado por los comités de seguridad nacional y finanzas del senado evidenció el papel de Hunter Biden en la junta directiva de Burisma Holdings. Según el documento, el hijo de Biden se vinculó negativamente en una amplia red financiera.
La administración de Donald Trump alertó en su momento al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski sobre la corrupción de Hunter Biden. Dicha llamada expone al presidente Biden a un juicio por favorecer el enriquecimiento ilícito de su hijo. Esto, por tomar decisiones políticas que comprometen la paz mundial.
Hunter Biden obtuvo un puesto remunerado en urisma Holdings en abril de 2014. El fundador de la compañía era un aliado político de Viktor Yanukovych, el presidente del momento en Ucrania.
La marcha de Yanukovych obligó a la administración de Obama a moverse rápido para fortalecer lazos con el nuevo gobierno de Ucrania. Joe Biden tuvo un papel protagonista, viajando a Ucrania y hablando frecuentemente con su nuevo presidente.
Cabe destacar que el fracking e Estados Unidos aumenta por lo que deben buscar mercados donde posicionarse y además, los Biden están vinculados económicamente a las gasísticas ucranianas, grandes perdedoras con el Nord Stream 2.
En el conflicto aupado por Estados Unidos entran consorcios etroleros, ventas de armas y políticas sin escrúpulos que dan impulso a un panorama bélico.
El interés principal de Washington es mantener su hegemonía en Europa y por ello le urge sabotear el gasoducto ruso Nord Stream 2. Estados Unidos pretende colocar en el mercado europeo enormes excedentes de gas licuado. Motivos suficientes para armar un escenario de guerra culpando a Rusia de una invasión a Ucrania.”
Recientemente Estados Unidos fue de los primeros países del mundo que reconocieron la legitimidad de las elecciones presidenciales en Ucrania, ¿ cuál podría ser la razón o el interés? Una, como ellos mismos lo difundieron, apoyan el curso “democrático” de aquel país con un nuevo líder, pero teniendo en cuenta el pragmatismo de Washington, vamos a ver esta situación desde otro lente. Los americanos tienen importantes intereses en este país, seguramente por sus recursos naturales, los hidrocarburos; por ejemplo, Robert Hunter Biden, hijo del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue nombrado como uno de los principales directivos de la empresa Burisma Holding (el mayor productor privado de gas de Ucrania), donde estará a cargo del área legal que proporcionará soporte a la compañía ante las organizaciones internacionales, según informó la multinacional.
https://www.newtral.es/
¿Y qué pide Rusia estos días? Que EE. UU. y sus aliados de la OTAN se comprometan a dejar de sumar nuevos miembros a la alianza militar, siendo Ucrania una línea roja que obligaría al gobierno de Putin a tomar medidas drásticas ‘militar-técnicas’ no especificadas para garantizar su seguridad territorial.
Una de las sospechas por parte de diplomáticos y analistas es que Rusia amenace con mover parte de su armamento nuclear a países aliados que tengan una cercanía geográfica mayor a EE. UU. como Venezuela o Cuba, algo que recordaría a la crisis geopolítica vivida a primeros de los 60.
¿Y con qué amenaza EE. UU.? La pregunta más repetida a la Casa Blanca de Joe Biden es si el presidente estadounidense estaría dispuesto a enviar tropas para salvaguardar la integridad territorial de Ucrania. La respuesta habitual de la administración ha sido ofrecer una alternativa: sanciones económicas y tecnológicas.
Eso sí, aprendiendo ante Ucrania de los errores de 2014, cuando las sanciones económicas de la administración de Barack Obama tras la invasión rusa de Crimea tuvieron un efecto irrisorio en el largo plazo.
Las nuevas sanciones podrían incluir bloqueos a la banca y a la compra de semiconductores, algo posiblemente disruptor en numerosas industrias rusas, e incluso el fin de cualquier exportación de productos con tecnología estadounidense, lo que podría dejar a Rusia sin iPhones, por ejemplo.
Desde el flanco europeo, la gran amenaza contra Putin es el recién construido gasoducto Nord Stream 2 que todavía está pendiente de aprobación regulatoria en Alemania. Su ratificación permitiría a Rusia un acceso más directo a sus lucrativos clientes europeos de gas natural.
El nuevo canciller alemán Olaf Scholz dijo este martes que bloquear la aprobación de Nord Stream 2 estaba sobre la mesa si Rusia llevaba a cabo acciones militares contra Ucrania.
https://www.independentespanol.com/
El grupo de hackers Anonymous declaró que apoyará a Ucrania en su lucha contra Rusia, y ya se adjudicó un ataque a la cadena de televisión estatal Russia Today.
Mientras se desarrollaba la lucha sobre el terreno, los servidores de Russia Today se desconectaron. Se criticó a la emisora por emitir “propaganda”, además el gobierno del Reino Unido le pidió al regulador de medios, Ofcom, que revise su producción.
…
Anonymous se atribuyó el mérito del ataque y publicó en Twitter que eliminó la “estación de propaganda… en respuesta a la brutal invasión del Kremlin”. El grupo no respondió a la solicitud de comentarios de The Indepentent.
https://fundacionsistema.com/
LOS HECHOS
Desde 1990, se han incorporado a la OTAN cinco países del desaparecido Pacto de Varsovia (Polonia, Chequia/Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria) y los tres estados bálticos exsoviéticos (Estonia, Letonia y Lituania). Esto ha supuesto la extensión de la Alianza Atlántica hacia el Este, con una profundidad de 1.000 kilómetros desde la línea de división de Alemania establecida al final de la Segunda Guerra Mundial. Rusia contempla bases y/o fuerzas a priori hostiles en los estados bálticos, a 200 kilómetros de San Petersburgo y 600 km. de Moscú.
Moscú sostiene que, tras el final de la guerra fría, Occidente se comprometió a no cercar a Rusia con la ampliación de la OTAN hacia el Este. Los dirigentes occidentales niegan ese compromiso, aduciendo que la pertenencia o no a una alianza es decisión soberana de los países y no el resultado de una imposición o un veto. Gorbachov ha dicho recientemente que, aunque no se firmó nada, el compromiso de la no ampliación fue siempre un sobreentendido.
En la cumbre de 2008, celebrada en Bucarest, la OTAN, por iniciativa de la Administración Bush. prometió a Ucrania y Georgia una “futura” incorporación. Tras ese compromiso, Georgia trató de recuperar el control de dos entidades con mayoría de población rusa (Abjasia y Osetia del Sur), lo que precipitó la intervención rusa y la derrota del ejército georgiano.
A finales de 2013, la decisión del gobierno del prorruso Yanúkovich de suspender las negociaciones con la Unión Europea, provocó una rebelión ciudadana, apoyada desde Occidente. Durante los enfrentamientos con la fuerzas de seguridad, se detectó la presencia de fuerzas ultraderechistas. Yanúkovich, privado del apoyo de Putin, que lo veía quemado, huyó y facilitó el acceso al poder de fuerzas políticas prooccidentales.
En marzo de 2014, fuerzas de élite rusas camufladas realizaron una intervención relámpago y se hicieron con el control de la península de Crimea, que era territorio ucraniano desde 1954, por decisión de la dirección soviética, liderada entonces por Nikita Kruschev (ucraniano de nacimiento). En el puerto de la ciudad de Sebastopol se asentaba la fuerza naval meridional de la URSS. Poco después, fuerzas separatistas en las poblaciones de lengua rusa del este de Ucrania (Donbass) lanzaron una ofensiva contra el gobierno de Kiev, por considerar que sus políticas y su orientación prooccidental les perjudicaban gravemente. Estalló la guerra, los separatistas lograron el control en las regiones de Luhansk y Donetsk y pelearon por el control de la franja meridional ribereña del Mar Negro, hasta que los acuerdos de Minsk, promovidos por Alemania y Francia, establecieron un alto el fuego, el intercambio de prisioneros, el fin del apoyo militar ruso a los insurgentes y el compromiso de un régimen de autonomía política en las regiones orientales. Desde entonces, los dos primeros puntos se han cumplido parcialmente, con escaramuzas y dificultades. El tercero y cuarto son motivo de polémica Kiev quiere que primero se replieguen las fuerzas rusas y Moscú afirma que sin la presencia disuasoria de Rusia los intereses políticos de los rusófilos no serán satisfechas.
El presidente ucraniano desde mayo de 2019, Volodymyr Zelensky, un humorista convertido en dirigente populista, acaba de presentar un plan para reforzar las medidas de confianza y entablar un dialogo directo con el Kremlin. El gobierno se siente marginado en las reuniones de la última semana (sólo estuvo en la poco operativa OSCE) y trata de recuperar un protagonismo que Moscú le niega y Washington y Bruselas le escamotean.
A lo largo de los últimos meses, Rusia ha ido acumulando tropas (más de 100.000 soldados), armamento (artillería, carros de combate y vehículos blindados) y material diverso en la proximidad de su frontera suroccidental, lo que ha disparado temores en el gobierno de Kiev y especulaciones en Occidente sobre una posible invasión/intervención militar rusa en Ucrania. Ante un grupo de cargos militares y de seguridad, Putin habló en diciembre de “medidas técnico-militares”, si Occidente persistía en su “actitud obviamente agresiva”. Meses antes, en abril, Putin advirtió que la respuesta rusa sería “asimétrica, rápida y dura”.
Desde inicios de la década de 1990, el tema de la ampliación de la OTAN para incluir a países que pertenecieron a la antigua órbita soviética fue motivo de debate entre expertos en política exterior, entre los cuales hay quienes creen que esto podría generar una reacción negativa por parte de Rusia, que podía sentirse amenazada por la inclusión en la alianza de países con los que comparte fronteras.
Pese a esas objeciones, la alianza se amplió y desde 1997 ha incluido entre sus miembros a 14 países que proceden del antiguo bloque comunista. Ha habido, sin embargo, dos notables excepciones: Georgia y Ucrania.
En 2008, la OTAN hizo una declaración en la que señaló que estos dos países podrían ser finalmente admitidos, pero esto no ha ocurrido.
De hecho, muchos analistas apuntan que no es casual que, justo meses después de esa cumbre de la OTAN, se produjo la guerra en Georgia mediante la cual separatistas prorrusos tomaron el control de los territorios de Abjasia y de Osetia del Sur.
Una situación similar se repitió en 2014, cuando pocos meses después de las revueltas populares que llevaron a la caída del gobierno del presidente prorruso de Ucrania Víktor Yanukóvich, se registraron las rebeliones en Donetsk y Luhansk, en las cuales grupos prorrusos asumieron el control de esos territorios de Ucrania.
Al igual que el gobierno de Biden, la OTAN ha criticado con dureza la invasión rusa a Ucrania. Su secretario general, Jens Stoltenberg, dijo que se trata de «un acto brutal de guerra». Pero, de ahí a intervenir militarmente en defensa de Kiev, hay un abismo que la alianza no parece estar dispuesta a cruzar por el momento.
Esta postura tiene algo que ver con los instintos no intervencionistas del presidente Biden.
Por supuesto, estos se fueron desarrollando con el paso del tiempo. En el pasado, por ejemplo, el actual mandatario apoyó la acción militar estadounidense en la década de 1990 para hacer frente a los conflictos étnicos en los Balcanes.
También votó a favor de la invasión estadounidense de Irak en 2003. Pero, desde entonces, se ha vuelto más cauteloso a la hora de usar el poder militar estadounidense.
Así, se opuso a la intervención de Obama en Libia, al igual que a su decisión de incrementar las tropas en Afganistán. De igual modo, sigue defendiendo enérgicamente su orden de retirar las fuerzas estadounidenses de Afganistán el año pasado a pesar del caos que la acompañó y la catástrofe humanitaria que dejó a su paso.
Por su parte, el jefe diplomático de su gobierno, Antony Blinken —quien ha ayudado a concebir la política exterior de Biden— ha definido una seguridad nacional estadounidense más enfocada a combatir el cambio climático, luchar contra las enfermedades globales y competir con China que en términos de intervencionismo militar.
http://www.scielo.org.mx/
Es importante señalar que las posturas de apoyo llevadas a cabo por representantes de la Unión Europea y de gobiernos occidentales -incluido Estados Unidos-, en relación con las manifestaciones antigubernamentales en Kiev funcionaron como un detonante mayor, que lejos de lograr un apaciguamiento del descontento popular, sirven para acelerar el proceso de caída del régimen del corrupto y autoritario, pero también electo democráticamente presidente Yanukovich. Como dijimos, la causa principal de las revueltas lo constituyó la negativa de Yanukovich a firmar un acuerdo con la Unión Europea. Al cabo de siete meses de conflicto, se logró finalmente firmar un acuerdo similar con la Unión Europea (27 de junio de 2014) que también incluiría a Georgia y Moldavia.
A pesar de que la política exterior de Ucrania durante todo el mandato del presidente Víctor Yuschenko (2004-2010) estuvo concentrada en mantener como prioridad sus nexos con Europa y Estados Unidos, la respuesta de la contraparte, sobre todo de la Unión Europea, resultó cautelosa y denotó falta de interés hacia la profundización de los vínculos con Ucrania. Una de las razones fundamentales de esta estrategia europea era la falta de credibilidad del gobierno ucraniano a causa de escándalos de corrupción y vacío de poder en que se vio envuelto. Asimismo, la derrota sufrida por el partido del presidente frente a su opositor -a sólo dos años de su arribo al poder- en las elecciones parlamentarias de marzo del 2006, demostraron el rápido desencanto de la población ante el régimen de Yuschenko, lo cual provocó aún mayor cautela por parte de Europa. La Unión Europea promovió una negociación con los países post-soviéticos para buscar una solución que respondiera a sus intereses de integración, pero que no afectara sus relaciones con Rusia: la creación de la Asociación Oriental. La Unión Europea ratificó el 7 de mayo del 2009 en Praga la creación de la Asociación Oriental, que, a propuesta de Polonia y de Suecia, pretendió profundizar las relaciones bilaterales del bloque comunitario con sus vecinos postsoviéticos europeos: Ucrania, Moldavia, Bielorrusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. La propuesta de Asociación Oriental representó una manera inteligente de estrechar los vínculos con estos países, al tiempo que no se les ofrecía la membrecía inmediata ni permanente en la Unión Europea. Esto resultaba provechoso tanto para la Unión Europea como para Rusia, que no veía de buena manera la entrada de estos países en la Unión Europea. Sin embargo, el objetivo de estos países y, en primer lugar, la Ucrania de Yuschenko, era convertirse en miembros permanentes de la organización europea.
La estrategia del gobierno de Yanukovich mucho más cercana a Rusia que a Occidente, así como su decisión de interrumpir y rechazar de manera definitiva el proceso de negociación con la Unión Europea y continuar adelante con el proceso de firma de un acuerdo económico, comercial y energético con Moscú que facilitaría su posterior entrada en la Unión Económica de Eurasia incomodaba a las autoridades comunitarias europeas. Los llamados a respetar el orden democrático, los derechos humanos de los ciudadanos y el sentir popular antigubernamental fueron los mayores reclamos de la Unión Europea a Ucrania. Precisamente las tensiones y roces que prevalecen desde hace varios años en las relaciones bilaterales de países como Gran Bretaña, Polonia, Lituania, Rumania, Suecia, Bulgaria (recién anunció la suspensión de la construcción en su territorio del gasoducto South Stream proveniente de Rusia) con Rusia predeterminaron el apoyo más entusiasta y activo de parte del bloque comunitario hacia las fuerzas de oposición al gobierno proruso de Kiev, así como la imposición de sanciones más severas a Rusia desde el inicio, mientras que Alemania -dependiente del gas ruso y con un liderazgo regional favorecido por la posguerra fría- una vez más demostraba una postura conciliadora y mediadora hacia Rusia, sobre todo en los inicios del conflicto, sin dejar de mantener su apoyo formal a la política comunitaria de presión, advertencias diplomáticas e incluso aplicación de sanciones económicas, políticas y militares contra el gobierno de Moscú. Alemania y Francia fueron los dos Estados comunitarios con los que Rusia mantuvo más contactos.
https://www.esquire.com/
El pasado lunes 21 de febrero, Rusia y Putin reconocían la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, enviando tropas en apoyo a a ambos territorios. Ucrania, por supuesto, lo interpretó como un principio de invasión y declaró el estado de excepción en todo el país. Lamentablemente, el estallido del conflicto ha sido inevitable.
Después de Rusia, Ucrania es el segundo país más grande de Europa por superficie, y ambos comparten una frontera terrestre. Históricamente, Ucrania constituía una parte importante del territorio habitado por el pueblo de la gran Rus(antiguos que dieron nombre a Rusia y Bielorrusia); era políticamente dominante entre los Rus antes de que el Imperio Mongol la invadiera en el siglo XIII. El territorio nunca se recuperó del todo, y sus vecinos, incluida una Rusia centrada en Moscú, se repartieron continuamente la tierra hasta principios del siglo XX. Aunque Ucrania disfrutó de un breve periodo de independencia entre 1918 y 1920, posteriormente se unió a la Unión Soviética, que se derrumbó en 1991. Desde entonces, Ucrania goza de plena independencia política. Sin embargo, la independencia ucraniana nunca ha sentado bien a Rusia, y eso se ha mantenido bajo el reinado del Presidente Vladimir Putin. Una historia de invasiones extranjeras, desde los mongoles hasta la Alemania nazi, ha hecho que muchos en Rusia deseen un muro de Estados tapón, incluida Ucrania, que rodee el país. La expansión de la OTAN hacia el este en las décadas de 1990 y 2000 para incluir países como Polonia, Lituania, Letonia y Estonia avivó la paranoia rusa sobre la invasión extranjera. A pesar del propósito de la OTAN como alianza defensiva, muchos en Rusia la ven como una organización militar dominada por Estados Unidos, que ha invadido países extranjeros (Afganistán, Irak) dos veces en los últimos 20 años.
https://www.elmundo.es
Oriol Junqueras y Arnaldo Otegi han usado el ataque ruso a Ucrania para chantajear a Pedro Sánchez y urgirle a volver a la mesa de negociación con la Generalitat si quiere seguir en La Moncloa la próxima legislatura.
«¿Qué haría Ucrania encantada si tuviera oportunidad? ¿Sentarse en la mesa de negociación, verdad? ¿Cuál es el problema de la mesa de negociación, que los ucranianos no se quieren sentar o que hay una agresión exterior por parte de un Estado que quiere imponerse y que está condicionado por sus tentaciones autoritarias internas? En nuestro caso, tres cuartos de lo mismo», ha manifestado el líder de ERC tras mantener una reunión «al más alto nivel» en Barcelona con el de Bildu.
«La demanda de una solución al conflicto político no sólo le llega al Gobierno desde la sociedad catalana, sino desde la comunidad internacional», ha proseguido el presidente de los republicanos, para después erigir a su partido y a sus socios vascos como «la única garantía de que las formaciones políticas de extrema derecha no lleguen al Gobierno en el Estado español».
https://www.elespanol.com/
Según explica a EL ESPAÑOL-Invertia el profesor de Periodismo de la Universidad de La Laguna, Samuel Toledano,Rusia tiene un claro objetivomás allá de la victoria cuerpo a cuerpo:“Influir en la opinión pública” para “ganar el relato de lo sucedido”.
Para ello, los de Putin habrían comenzado a poner toda la carne en el asador mucho antes de que estallara el conflicto. “Desde semanas antes de la invasión se fue preparando el terreno mediático, llegando incluso a lanzar públicamente que se estaba produciendo un genocidio”, recuerda Toledano.
Esto es a lo que muchos expertos en la materia se han referido como una “campaña sostenida de desinformación” que llevaría preparándose durante más de una década. Esta estrategia comunicativa habría contado con los medios rusos como principales aliados y con la era digital como contexto ideal para su desarrollo.
Algunas de las ideas que se intentaron difundir meses antes del conflicto a través de estas vías pasan por mostrar una falsa defensa armamentística de Ucrania en la zona del Donbás e incluso sostener que se está llevando a cabo la construcción de una base de la OTAN en la exrepública soviética.
La guerra en Ucrania ha desatado una nueva oleada de desinformación sobre el conflicto bélico debido a la difusión de imágenes de videojuegos muy realistas, así como el uso de TikTok para crear transmisiones en vivo de zonas de guerra falsas.
https://www.businessinsider.es/
La desinformación a través de redes sociales ha explotado en los últimos años y a pesar de que TikTok se ha comprometido a tomar medidas contra este tipo de información, las noticias falsas han brotado como setas.
«La plataforma está inundada de imágenes en bruto, lo cual es bueno y malo. Para algunas personas, realmente sienten que están obteniendo una experiencia más auténtica que no pasa por el filtro de una agencia de noticias», apunta Abbie Richards, investigadora de TikTok en Accelerationism Research Consortium, en NBC News
«Al mismo tiempo, simplemente no hay verificación», agrega.
La plataforma se ha llenado en los últimos días de vídeos legítimos de ucranianos donde mostraban a las fuerzas rusas avanzando hacia la frontera antes de que Rusia atacara.
Ahora, las noticias falsas se han apropiado de buena parte de la red social con transmisiones en vivo que muestran escenas indescriptibles o vídeos en bucle.
El problema de todo esto es el sistema de donaciones de TikTok, que permite a usuarios dar dinero a los creadores de contenido y pueden llevarse beneficios aunque su contenido sea falso. Eso sí, de momento no está claro cuánto dinero ha aportado cada transmisión.
Otro vídeo con más de 130.000 espectadores parecía estar reproduciendo imágenes desde el interior de una estación de metro de Ucrania llena de gente en bucle.
Otros vídeos cortos simplemente se aprovechan de la posibilidad de usar las funciones de audio de la aplicación para generar algo que realmente NO están viviendo.
También otros usuarios están empleando videojuegos realistas para desinformar a los usuarios.
Las imágenes del simulador de vuelo Digital Combat Simulator World fueron compartidas por el Ministerio de Defensa oficial de Ucrania en Twitter. Otros usuarios han compartido repetidamente imágenes del juego ma 3 como escenas de guerra de la invasión de Ucrania.
Estos clips, además, vienen unidos a audios reales del conflicto bélico.