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Lingüistas

Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del congreso internacional de lingüística y afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y papeles y se dirigió a la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas, filólogos, eniólogos, críticos estructuralistas y descontstruccionalistas, todos los cuales siguieron su barboso desplazamiento con la admiración rallana en la grosemática.

De pronto, las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron vigencia fónica: ¡Qué sintagma, qué polisemia, qué significante, qué diacronía, qué centrar ceterorum, qué zungespitze, qué morfema!

La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y adusta entre aquella selva de fonemas. Solo se la vio sonreír, halagada y, tal vez, vulnerable, cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró casi en su oído: ¡Cosita linda!

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