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Lo excepcional de lo cotidiano

Un pequeño escuadrón a lo lejos va cambiando su formación de una manera espontánea. Ellos llevan alas pero junto al cuerpo. Con una simetría asombrosa avanzan río arriba o abajo.
Me he desorientado, y ahora no sé dónde nace y muere este río que por su superficie parece mas bien un lago.
Se de sus corrientes ocultas y subterráneas, pero ahora solo veo un espejo donde se refleja el cielo. A ratos, se ondula con el pedaleo del grupo que avanzan sin descanso como un pelotón de ciclistas en ascenso.
Al frente, a lo lejos, un crucero, que más que cruzar, atraviesa y se encara al grupo que busca la orilla.
No sé realmente que hago ahí, con la mirada perdida contemplando como una turista más, pero en vez de buscar el monumento o el puente miro un grupo de patos marrones, que se ven tan pequeños y tan comunes…

Aún así, decido inmortalizarlos. Cuando me giro, las aceras contrastan con el orden. Nos esquivamos absortos en nuestro pequeño universo individual aislado. También yo formo parte de este todo.
Sigo mi camino, pero no puedo dejar atrás esa imagen. No necesitan las palabras para entender cuál es el sitio de cada uno y para formar una punta de lanza perfecta.
Sin reloj ni ritmo, solo avanzan. Y yo en la otra dirección, camino y camino pero no lo consigo.

Mar Martínez

@marprojo

A falta de Mar en mi día a día, buenos son los ríos…

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