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Solo miraba...

Quisiera alcanzarlas. Parece que si alargo mis brazos, los dedos podrán enredar esas decenas de masas esponjosas.

Cientos de pedazos de algodón arrancados a tirones y pegados en la manualidad de una infinita cartulina celeste.

Sin apartar la mirada aunque me deslumbre, contemplo como siguen su camino.

Solo se desplazan, sin apelotonarse ni deformarse, y alguna, con un intenso color grisáceo contiene el llanto y a pesar de su peso, aligera el paso para no rezagarse.

Me gusta. El suelo mojado, el aire limpio, el ambiente frío.

Es como pasar la página de un libro nuevo y oler a inmaculado y a comienzo.

Ayer quedó tan lejos como las nubes que busco mientras he dejado de fijar la mirada en ellas, para plasmar en esta hoja también blanca, la belleza de la belleza.

 

Mar Martínez

@marprojo

Algún día pondré los pies en el suelo…

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