Atrevido y soberbio pensamiento, Que, en las alas que Dédalo te viste El vuelo remontando, pretendiste Los senos penetrar del firmamento, Deja la gran labor, el gran tormento, Explorador de cuanto ignoto existe; Del empeño sacrílego desiste, Y busca ocio feliz, plácido asiento. Mira el rústico techo, el bosque umbrío, Contempla las pintadas mariposas Que vuelan dulcemente a par del río. Por campos y riberas deleitosas Descansa un poco, pensamiento mío; Vuelve al amor de las pequeñas cosas.