La caja de oro
La caja de oro La había visto sobre su mesa, al alcance de su mano bonita, que á veces se entretenía en acariciar la tapa suavemente; pero no me era posible averiguar lo que encerraba… Leer más »La caja de oro
La caja de oro La había visto sobre su mesa, al alcance de su mano bonita, que á veces se entretenía en acariciar la tapa suavemente; pero no me era posible averiguar lo que encerraba… Leer más »La caja de oro
Los esclavos En el comienzo, Dios creó al gato a su imagen y semejanza. Y, desde luego, pensó que eso estaba bien. Porque, de hecho, estaba bien. Salvo que el gato era holgazán y no… Leer más »Los esclavos
Hierba santa Grandes aldabadas sonaron en el silencio de la noche. Era el mayordomo de mi madre, que venía buscándome. Manteníase ante la puerta, jinete en una mula y con otra del diestro. Le… Leer más »Hierba santa
El suicidio Muerta ella; tendida, inerte, en el horrible ataúd de barnizada caoba que aún me parecía ver con sus doradas molduras de antipático brillo, ¿ qué me restaba en el mundo ya? En… Leer más »El suicidio
La cabellera de Laura Madre é hija vivían, si vivir se llama aquello, en húmedo zaquizamí, al cual se bajaba por los raídos peldaños de una escalera abierta en la tierra misma: la claridad… Leer más »La cabellera de Laura
Cuaderno de apuntes un clown del circo Molier 15 de junio de 1885. Allá lejos, en el coqueto hipódromo del señor de Benonville, — primer escudero de F r a n c i a Ernesto… Leer más »Cuaderno de apuntes de un clown del circo Molier
El encaje roto Convidada a la boda de Micaelita Aránguiz con Bernardo de Meneses, y no habiendo podido asistir, grande fue mi sorpresa cuando supe al día siguiente— la ceremonia debía verificarse a las diez… Leer más »El encaje roto
Las camisas Ella había llorado, había llorado mucho, cuando su amigo Pablo Jayaux la abandonó para casarse con una muchacha de su provincia después de recibir el diploma de doctor. ¡ Pobre Clarita! .… Leer más »Las camisas
Quién no te conozca que te compre No nos atrevemos a asegurarlo, pero nos parece y queremos suponer que el tío Cándido fue natural y vecino de la ciudad de Carmona. Tal vez el… Leer más »Quién no te conozca que te compre
El gitano teólogo Se fue a confesar un gitano ya de edad provecta y muy preciado de discreto. El Padre le pregunto si sabia la doctrina cristiana.—Pues no faltaba mas sino que a mis años no… Leer más »El gitano teologo
Las gafas Se acercaba el día de San Isidro, multitud de gente rustica había acudido a Madrid desde las pequeñas poblaciones y aldeas de ambas Castillas, y aun provincias lejanas. Llenos de curiosidad circulaban los… Leer más »Las gafas
Lingüistas Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del congreso internacional de lingüística y afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y papeles y se dirigió a la salida abriéndose paso… Leer más »Lingüistas
Café en suspenso En Nápoles existe la costumbre de mandar traer un café y pagar más de lo que se consumió. Por ejemplo, cuatro personas entran, se sientan, piden cuatro cafés y dicen:… Leer más »Café en suspenso
Divina fragilidad Dios creó el universo porque se sentía solo. Desde que la eternidad empezó, había estado solo, pero, como no se sentía solo, no necesitaba inventar una cosa tan complicada como el universo. Con… Leer más »Divina fragilidad
Te quiero a las diez de la mañana Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo… Leer más »Te quiero a las diez de la mañana